Presencia detallada

Siguenos en:
 
 
 
 
 
A CUATRO PATAS
 24/06/2013
 
Archivo relacionado  [PDF, 25 KB.]
 

No siempre. Pero de esa guisa, u otra no mucho más cercana al homo erectus, nos debieron sorprender algunas personas que, como nosotros, frecuentaban los restaurantes y tabernas del barrio del Carmen. En aquella época nos habíamos aficionado a cenar un par de noches al mes en un restaurante "japo" de por allí.

No creo que el problema fuese una deliberada voluntad de evadirnos de la realidad; justo lo contrario, porque la ingesta de vino era provocada por la incesante conversación que nos daba sed. Además, dos es un número peligroso para repartir una botella. ¡Y no digamos nada si se queda corta! Algunas ideas, muchas sensaciones y un negocio que de vez en cuando exigía nuestra atención eran un buen maridaje para el arroz blanco y el pescado crudo. No debía ser frecuente nuestra regresión en la escala evolutiva porque no recuerdo queja expresa de ningún parroquiano ni tengo la sensación de haber sufrido esa otra forma de reproche más sutil, la mirada de desprecio que suelen mostrar los iniciados a quienes manejan torpemente los palillos en estos lares. ¡Y para comer con ese instrumental, créanme, hacen falta buenos reflejos!. 

Erectus y bajo la sonrisa cómplice de un mesonero en versión hippie, prestando la debida atención a la presa asiática de los palillos, nos contábamos mi amigo Virgilio y yo las novedades de la semana o semanas pendientes de revisión. Bien es cierto que alguna vez intercambiábamos algún comentario sobre Derecho y abogacía, que son otras de las pasiones que compartimos, pero rápidamente cedía ante cualquier otro asunto ligero, más propio de aquellas horas y de tal ambiente.

En una de aquellas cenas supe que iba a embotellar sus mostos. Ante aquella nueva aventura fascinante de la que me hablaba sólo se me ocurrió un comentario: yo también quería participar. De alguna forma, me resultaba apetecible poder colaborar en actividad tan antigua y moderna a la vez, tan seria y al tiempo divertida… tan difícil y arriesgada. Mi sentido común me limitaba a una pequeña inversión. Pero Virgilio me dio largas. Hizo bien porque pretendía desarrollar una verdadera y seria actividad empresarial, muy alejada del snobismo que a mi me invadía entonces. Si alguien descifra el nombre de su primer vino “Pelio”, contracción de Pedro y Virgilio, podría creer que al final convencí a mi colega pero no soy yo ese Pedro. Hace justo tributo a su padre, a quien recuerda.

He seguido la evolución de la pequeña y cuidada producción embotellada por ese peculiar abogado-empresario de vides y vinos. Me gusta. Sus tintos han iluminado más de una de nuestras veladas, que decayeron un poco en una larga temporada al haber desaparecido ese negocio que nos “forzaba” a reunirnos. Esa sola es mi crítica a esa labor paciente y concienzuda, técnica, que siempre adorna lo que hace ese letrado. Este invierno hemos retomado nuestras viejas costumbres. Seguimos a cuatro… personas porque ahora nos acompañan nuestras parejas. Mejor número de reparto a costa de reprimir algún comentario de mala nota.  Ya nunca acabamos con la lengua de trapo.

En una cena muy reciente me presentó su última creación, un “coupage”. Es tu vino, me dijo. Y acertó. Incluso me gusta el punto canalla que tiene al descorche, pero valoro que es un vino muy mediterráneo, sensual, redondo, carnoso y nada áspero… muy rico y vencedor en casi todos los duelos “libra a libra” de precio/calidad..

No será el único que probemos, porque la fidelidad es indeseable en este ámbito, pero es un firme candidato a encabezar el ranking del mas pedido en nuestros próximos encuentros.

Pedro María García Capdepón


 
 
 
 
 
 
 
Bodega Vilarre Vinum - vilarrevinum@pelio.es - Tlf: 963 92 44 17 - Fax: 963 92 18 82